UNA RETROSPECTIVA
¿Cómo define la OMS la salud?
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.» La cita procede del Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Official Records of the World Health Organization, Nº 2, p. 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido modificada desde 1948.
Así pues ausencia de enfermedad no implica necesariamente salud. Esta definición de la OMS de lo que es la salud nos sirve de base y referencia para cada vez que se mencione la palabra salud. Aunque es muy intuitiva y fácil de entender si nos adentramos en los matices..¿sigue siendo tan fácil de entender? ¿Qué es el completo bienestar físico, mental y social? ¿Significa eso mismo para todas las culturas y todos los tiempos? Vayamos por partes y analicemos la cuestión de una perspectiva histórica...
Tomamos un punto de partida en la llamada prehistoria con los humanos de gran talla y las sociedades cazadoras. Desde nuestro punto de vista actual nos parecería que dada la falta de tecnología, electricidad, la "inseguridad" alimentaria del nomadismo y la caza, etc., estas poblaciones no tendrían salud entendida como completo bienestar físico, mental y social...¿Es esto así? Parece demasiado exagerado apuntar que fueran sociedades enfermas. Así que llegamos a la cuestión de definir qué consideramos bienestar. Hay quien considera bienestar dedicarse solo a comer, dormir y estar sentado todo el día...¿podríamos decir que esa persona goza de salud? Parece que no, y, sin embargo esa persona goza, o así lo percibe, de un completo estado de bienestar. Algo falla en la definición.
La vida en este planeta ha evolucionado a lo largo de millones de años y ha producido un complejísimo y vasto entramado de seres vivos que se han adaptado a un medio hostil. La selección natural, descrita por Darwin, nos ha ayudado a comprender cómo el medio, la biosfera, ha ido seleccionando aquellas especies más eficaces para desenvolverse en el medio. Los humanos somos una de estas especies. Aquellos procesos y mecanismos que nos han permitido sobrevivir y triunfar como especie siguen vigentes hoy y, por tanto, son una muy buena base de partida como referencia para definir qué es salud. ¿Nos atrevemos con una definición? Veamos: salud es el conjunto de procesos, mecanismos y dinámicas por las cuales un individuo y su grupo viven de forma autosuficiente y sostenible con su entorno. En sí la definición parece muy diferente de la de la OMS pero no lo es tanto como parece y ahora explicaremos por qué.
La vida es un proceso adaptativo. No es estática. Es dinámica. Al contrario que la energía que, siguiendo el primer principio de la Termodinámica, va de más organización a menos, la vida biológica va al revés: de menos organización a más. Así pues y entendiendo la vida como una compleja serie de procesos y mecanismos autoperpetuables que eventualmente han dado lugar a una propiedad emergente de la materia a lo largo de millones de años de evolución (la conciencia), resulta que una primera consecuencia que se deriva es que la Vida es acción, movimiento, cambio, adaptabilidad al medio, pelea, miedo...En el código genético está codificado todo aquello que necesitamos para sobrevivir en el medio. La elaboración del conocimiento del medio ha sido posible gracias a la aptitud para observar la realidad y elaborar mecanismos de comprensión sobre como los fenómenos naturales suceden y nos afectan. Una fabulosa máquina de procesado de datos, el cerebro de los mamíferos superiores, estuvo pronto a disposición de la biosfera para evolucionar y llegar a ser consciente de sí misma. Pero al mismo tiempo esta máquina desarrolló la habilidad de elaborar "supra realidades"´aquello que llamamos conceptos abstractos, percepciones ilusorias, pensamientos verbales etc., de forma que es capaz de construir "mundos virtuales". Los contenidos de estas realidades virtuales o supra estructurales tienen mucho que ver con lo que denominamos cultura o civilización.
Resulta imposible hablar objetivamente sobre salud y bienestar en la especie humana sin comprender el devenir antropológico de la misma.
La "cultura" más primitiva es la de los primeros homínidos cazadores, pequeños de estatura y delgados. La vida en los ecosistemas de praderas de hace unos tres millones de años consistía en la lucha permanente por sobrevivir: a las manadas de fieras, a las inclemencias ambientales (tormentas, incendios etc.,), a las enfermedades y epidemias... El ecosistema imponía así unas condiciones obligadas para la supervivencia de la especie: una buena defensa y una apropiación adecuada de recursos que la hicieran posible. Esto solo podía ser posible viviendo en un grupo jerarquizado donde se impone la ley del más fuerte. Los intereses del individuo queda así supeditados a los del grupo. También había otros homínidos que vivían de forma bastante diferente: eran robustos, vegetarianos y vivían en bosques cerca de ríos y lagos. Entonces, hace unos dos millones de años ocurrió un hecho para el que todavía se aventuran hipótesis: aparecieron los humanos de gran talla. La hipótesis más verosímil consiste en la aparición previa de un nuevo patrón de sociabilidad: si hasta entonces la cultura australopiteca había sido patrilocal, es decir, los machos permanecían en el grupo donde nacían y las hembras jóvenes migraban, a partir de un momento en la evolución algunas hembras migraron con machos del grupo constituyendo grupos más pequeños cohesionados por la actividad sexual y dominados por las hembras. Estos pequeños grupos se vieron expuestos a mayor presión del entorno y de esta forma se aceleró la evolución hacia las grandes tallas y grandes cerebros.
Hace unos 20.000 años empezó el actual período interglaciar en el que vivimos. Los bosques se adueñaron de Europa donde antes solo había habido estepas frías, praderas o como mucho sabanas. Algunas sociedades cazadoras se replegaron hacia el norte, otras se reconvirtieron hacia la pesca y el marisqueo y las más adaptativas e innovadoras se sumergieron en la masa forestal disolvieron sus grandes estructuras socioculturales y vivieron en pequeñas comunidades de la recolección de frutos y de la caza menor. Apareció así una cultura forestal, matriarcal, erotizada y con diversas estructuras. Lo único que nos ha llegado de antaño son los mitos forestales en forma de relatos sobre hadas, gnomos, duendes, dioses y diosas.
Ese mismo cambio climático entregó África del norte y Oriente Medio al desierto obligando a la población a desplazarse a reductos fértiles de territorio donde pronto la alta densidad de población obligó a intervenir en los ecosistemas para asegurar la alimentación. Entre varias técnicas nació la cultura agraria, imprescindible para entender lo que ha ocurrido en este planeta en los últimos 10.000 años y por tanto poder definir qué es salud en todas sus acepciones.
La alimentación es el motor de la vida biológica. Todos los seres vivos "comemos". Se establece una cadena trófica: la pirámide. En la "cúspide" los más dependientes: los animales carnívoros comen otros animales, por debajo, los animales herbívoros comen vegetales y en el escalón inferior de la pirámide: la base, la forma de vida dominante en el planeta: los vegetales, los únicos verdaderos productores. Pero también comen. Comen los "cadáveres" de otras plantas. La caza y la recolección fueron durante millones de años la fuente de alimento desde los primeros homínidos hasta fechas recientes, concretamente hasta hace unos 10.000 años. Parece lógico suponer que una estrategia alimentaria que ha permitido a una especie evolucionar en los últimos millones de años y llegar hasta hoy debe de ser saludable... sin embargo, solo desde hace unos 10.000 años la humanidad se alimenta de otra fuente...y no nos va nada bien. Veamos por qué.
Conforme la cultura agraria se fué expandiendo, los registros arqueológicos indican una caída en la duración media de la vida en 15 años. ¿Por qué pudo pasar esto si se supone que con la agricultura y la sedentarización la alimentación estaba asegurada? Pues sencillamente porque no es así. La agricultura es un ritual de trabajo sobre la tierra basado en una percepción ilusoria de lo que ocurre en los ecosistemas del desierto, que es dónde se inventó como se explica arriba en el texto. Copiar este model para producir comida ha sido y es todavía un error sistemático, con la salvedad de que actualmente y gracias a la energía barata procedente del petróleo se ha creado a nivel global la falsa percepción de que este ritual, hoy en día mecanizado e industrializado, funciona. Salvo esta breve excepción temporal desde hace unos 10.000 años, pues, la humanidad ha padecido hambrunas recurrentes y periódicas que posiblemente hayan determinado en gran parte, si no en su totalidad, esa caída en la duración media de la vida. La calidad de la alimentación también cambió: la dieta pasó a estar basada en gran parte en los cereales, muy distinta de la dieta de los cazadores, recolectores a quienes la cultura agraria desplazó. Por tanto, parece que la grandiosa revolución neolítica que nos ha sido vendida por el sistema escolar industrial no lo fue tanto. La sedentarización reduce la movilidad. Tras millones de años de evolución en las praderas no estamos adaptados a la inmovilidad, al igual que tampoco estamos preparados para asimilar sin problemas los cereales, mucho menos los modernos. Es sabido los numerosos problemas que acarrea una vida sedentaria: diabetes, obesidad...y en cuanto a la dieta cada vez está mas cuestionado que el trigo y similares sean saludables así como la ingesta de lácteos fuera del periodo biológico que la biosfera ha dispuesto para ello. Actualmente irrumpen otras opciones alimentarias con más o menos fundamento y algunas especialmente dañinas. La práctica de deporte ha sido una necesidad prioritaria en la sociedad industrial al haber dispuesto de máquinas con las que desplazarnos...Pero en estos tiempos de potencia energética decreciente la máquina biológica vuelve a tomar el protagonismo...
Otras tantas esferas de la salud se refieren a la maternidad, la lactancia, el sexo, la menopausia, la defensa y la pelea etc.
NUESTROS INTERESES BÁSICOS
Nuestros intereses básicos como individuos, como grupos y como especie son, en todo caso, el motor primario de nuestras actuaciones. Pueden estar más o menos tergiversados, retorcidos o desvirtuados, pero siempre aportan la voluntad que nos mueve en cualquiera que sea la dirección. Como los otros animales, todo humano desea estar sano y a gusto, durar cuanto más mejor y que el entorno en que vive responda de la forma más clara y directa a estas dos voluntades, lo cual requiere un mayor o menor esfuerzo de gestión. A fuerza de condicionamientos y adoctrinamientos malintencionados se puede conseguir que alguien se dedique a ejecutar automáticamente patrones de comportamiento fijo, aún cuando eso implique actuar contra sus intereses, meterse en líos innecesarios o sacrificarse por el bien de la causa de turno. De esta forma se sigue expresando el código de banda heredado de los pequeños monos bípedos de la pradera, de los que en parte descendemos. Y de esta forma son fabricados problemas de todo tipo y se boicotea cualquier intento de solución eficaz... En algún momento de nuestra vida puede surgirnos la necesidad de barrer de un plumazo toda arquitectura demencial de comportamiento, que nos lleve a vivir en contra de nuestros propios intereses, a crearnos problemas innecesarios y a meternos en líos absurdos. Si decidimos hacerlo, si lo hacemos de hecho, y si alcanzamos el objetivo propuesto, nos quedaremos a solas con una serie de pulsiones profundas que compartimos con el resto de los humanos y con otros muchos animales: Querremos entonces que nuestro organismo esté bien estructurado y que funcione correctamente, poseer energía de sobra para emplearla en la acción o atesorarla según convenga, controlar y manejar información veraz, útil y convenientemente estructurada, disponer de un eficaz sistema defensivo para salir ilesos de cuantas agresiones microscópicas o macroscópicas hubiera que afrontar, tener de nuestra parte a cuanta más gente mejor, ejercer control; directo o indirecto, individual o colectivo; sobre la mayor cantidad posible de recursos y disfrutar de los placeres eróticos, que en nuestro caso; como sucede en bonobos, delfines y otros animales superiores; no están solo al servicio de la reproducción sino que además son canales de interacción sociocultural y, por efecto de uso recurrente, han llegado a ser necesarios para un correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Las religiones patriarcales y otras ideologías de campo R, insisten
en explicarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, cuestiones que, además de prestarse mucho a tergiversación, importan bien poco cuando nos interesa lo que nos interesa y estamos en lo que estamos. Por otra
parte, desde la perspectiva de un realismo pragmático y coherente nos basta con saber lo que queremos y la forma de conseguirlo, es decir: Tener plenamente activada nuestra voluntad básica y poseer un conocimiento extenso, profundo y minucioso
de nuestro entorno, a ser posible basado en datos validados científicamente.
Las creencias
Las creencias son contenidos que ni están comprobados ni aspiran a estarlo, enraizan en poderosas pulsiones afectivas, y generan sistemas de valores autofundamentados, patrones fijos de comportamiento y actuaciones cuyos resultados resultan más o menos satisfactorios, en función de múltiples circunstancias entre las cuales hay siempre un alto porcentaje de azar. En su dinámica evolutiva los sistemas de creencias son regidos por mecanismos similares a los que describió Charles Darwin para los organismos biológicos: Cuando un grupo humano adopta un sistema de creencias; o es poseido por él; se comportará de una determinada manera, más o menos consecuente. Según se comporte establecerá determinados patrones de estructuración y funcionamiento interno, y de relación con otros grupos humanos y con el entorno, que producen unos ciertos resultados. Si son exitosos, el grupo humano en cuestión proliferará, quizá influya en otros y el sistema de creencias en que se fundamenta durará y se extenderá... La ciencia acorta el camino: Mediante la experimentación, las reglas de la lógica y la construcción de modelos teóricos, crea sistemas de conocimientos fiables, a los que luego la técnica se encarga de dar aplicación práctica, y los resultados suelen apartarse poco de lo previsto. De este modo las creencias se ven amenazadas por algo parecido a una competencia desleal, y reaccionan protegiéndose y contraatacando, a la vez que se apoyan en según que logros técnicos para extender sus dominios.
¿En qué modo afectan las creencias a la salud? Básicamente modelando nuestra percepción del mundo y distorsionándola, alterando nuestras respuestas emocionales fisiológicas y creando actitudes desadaptativas al medio que restan eficiencia al individuo y al grupo para afrontar amenazas y alertas variadas. Esto se traduce en muchas ocasiones en patrones fijos de comportamiento que analizaremos más adelante.